En Memorias de una geisha, la película basada en la novela con el mismo nombre de A. Golden, hay un instante en el que se relata: «Madre siempre decía que mi hermana Satsu era como la madera, tan arraigada a la tierra como un árbol de sakura, pero de mí decía que era como el agua. El agua puede abrirse camino incluso a través de la piedra, y si se ve atrapada siempre busca un nuevo camino».
Siempre que paso por una de nuestras calles hay un cartel que dice: venganza no, justicia sí. Y siempre, también, pienso en nuestra tierra, en todo lo que ha dado y da. Esa tierra que siempre busca un nuevo camino y se abre ante todas las dificultades para llegar la primera. Estas últimas semanas hablábamos de la Extremadura que hace posible con su investigación en Cáceres el primer transplante robótico de pulmón en España y abre la historia de tartesos desde Guareña. O la que se abría al mundo a través de sus cielos. Hoy, esta semana, es esa que no solo se abre camino imparable sino que, además, es pura agua.
Somos agua dulce como rezaba nuestro lema identitario, la Asociación de Educación Ambiental y del Consumidor ha felicitado a Extremadura y ha resaltado que el 50% de las banderas azules para playas continentales está en Extremadura.
Permitidme que de todas ellas señale a una, a la primera que obtiene la provincia de Cáceres, en Cañamero, en la playa situada en el pantano de Cancho del Fresno. Un lugar especial. Hermosura pura como me gusta referirme a nuestros parajes. Desde aquí, mi más sincera enhorabuena.
Y mientras nuestros pueblos luchan por brillar, nuestras y nuestros autónomos, trabajadores, empresarios, trabajadores públicos… están esforzándose para que la región crezca como muestran los últimos datos del paro, baja en 3.368 personas durante el mes pasado, mientras todo esto pasa, con sus días, sus noches, sus desvelos… aún no tenemos noticias del principal partido de la oposición. No tenemos ni idea de su programa electoral, de qué propone para nuestra tierra, qué proyecto presenta… solo sabemos que como los auténticos gafes van en busca de la desgracia, de la sombra, de la caricatura, del esperpento. Sin pararse a pensar en cómo solucionar los problemas de los extremeños y extremeñas, obviamente, nunca les interesó, la destrucción es más sencilla, pero su desánimo resulta sordo, ¿querer a tu tierra es compatible con el descrédito continuo?
Nuestro único objetivo debe estar ahí, donde se resuelven los problemas del día a día, garantizar el estado del bienestar, generar riqueza y situar a nuestra Extremadura en el lugar que se merece, que logra y nos muestra semana a semana. Propuesta a propuesta, esfuerzo tras esfuerzo.
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